viernes, 12 de febrero de 2010

LA NECESIDAD EN LA POESÍA

Hace unos días explicaba a mis alumnos la poesía social. En primer lugar tendríamos que decir que toda poesía es, en cierto modo, social. Toda la poesía está inscrita en una historia desde la que nace, ningún poema es ajeno a la tendencia social porque escribir es en sí mismo un acto de compromiso. Pero el hecho es que estaba explicando la poesía en España después de la guerra civil. Lo cierto es que con el poco tiempo del que disponemos para tratar temas tan extensos, tan amplios, tan profundos, tan interesantes, a veces no sé si la función que hago al explicársela de una forma tan breve es contraproducente, tal vez porque se puede caer en la simplificación o en la banalización. Tantas años de poesía, de novela, de teatro, en medio curso escolar con tres horas semanales... (y digo medio porque el la otra mitad va destinada al estudio de la lengua...) Me pregunto, entonces, cuando estudiamos la poesía, si captaron bien cuál es la función, cuando me miran desde sus asientos y ni asienten ni niegan a mis preguntas o mis comentarios. "¿Os gusta?" les pregunto a veces... y algún tímido comentario puedo casi distinguir al respecto: "no está mal", "sí", "no lo entiendo"...
Y al fondo la poesía social, Blas de Otero, Gabriel Celaya, José Hierro, todos tan distintos y en el mismo saco, y yo pensando que qué horror poder dedicar tan poco tiempo a cada uno de ellos, que qué injusticia no leer muchos de sus poemas.
Sin ningún tipo de duda, y ya hace bastante tiempo, llegué a la conclusión de que la poesía está entre las cosas que enriquecen, llenan y agrandan mi vida. Y dentro de la poesía siempre he sentido una especial inclinación hacia la poesía social, pero a la poesía social buena, bien hecha, necesaria desde muchos ámbitos. La poesía social escrita para esa amplia o inmensa mayoría, clara, precisa, "necesaria como el pan de cada día, como el aire que respiro trece veces por minuto"... Porque no es posible quedarse al margen del mundo al que pertenecemos, o porque, incluso, al intentar mirar hacia otras partes o intentar evadirnos, ya estamos eligiendo qué postura tomar. Porque no es posible no mancharse las manos ni elevarnos hacia mundos más puros del que tenemos.
La poesía social es la necesidad, la inmediatez de la palabra que clama por buscar un mundo más justo, que nace cuando sentimos que hay que luchar por algo y que la palabra es la mejor arma para crear conciencia, para abrir los ojos y hacer que los demás los abran, para reclamar otra vida posible.
Blas de Otero es, junto con Gabriel Celaya y José Hierro, uno de los poetas más significativos de la poesía en la España de los años 50. Tras varias etapas poéticas y tras sus comienzos en la poesía religiosa, y posteriormente existencial, llegó a la poesía social y comprometida. Ya no será el poeta el centro de su poesía, las preocupaciones del sujeto, sino que dará paso a una poesía para los otros, y será Pido la paz y la palabra uno de sus libros más importantes. En un país que había sufrido una guerra, el poeta se sentirá desposeído de todo pero aún así reinvindicará el valor de la palabra para pedir la paz:

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Creo que si hay una poesía radicalmente inmediata es la de Gabriel Celaya. Quizá él definió mejor que nadie la función que cumplió la escritura en esta época: poesía herramienta, "con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio", y la función del poeta, como un obrero del verso, un ingeniero de la palabra.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

¿Tendría sentido hoy una poesía de este tipo? Lanzo esta pregunta para quien quiera contestarla... parece que muchos de los valores que esta poesía reclama se han perdido, parece que a causa de una postmodernidad que todo relativiza se ha dejado de creer en palabras como "solidaridad". Quizá no vendría mal volver un poco a ella, retomarla, porque supone un acto de valentía, un posicionamiento, la confianza y la creencia de que, tal vez, otro mundo sea posible.

5 comentarios:

l.peinado dijo...

Esta profe sabe de lo ke habla

Charo dijo...

Las reflexiones que se hacen sobre la poesía social son tan necesarias como la existencia de ella misma. La poesía no debe quedarse al márgen del compromiso con la época en la que vive y debe motivar a que el lector tome conciencia, a través de la belleza de las palabras, de su presencia en el mundo, siempre imperfecto.
Palabras como solidaridad, justicia y compromiso deben estar siempre presente en el mundo de la cultura y de las artes.Reflejar y cambiar la sociedad a través de la palabra es tan posible como necesario, tanto como Neruda lo hizo en su "Canto General" donde se refleja la injusticia del pueblo al que le canta y pretende ser eco de solidaridad:"Escribo para el pueblo, aunque no pueda/ leer mi poesía con sus ojos rurales".
Blas de Otero lo afirmó igualmente:"Creo en la paz... He visto y he creído".
Este tipo de poesía tiene cabida siempre, ella ha hecho y seguirá haciendo grandes cambios, desde lo más profundo de un sentimiento hasta el eco clamoroso de un grito solidario. "Uno no siempre hace lo que quiere/pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere".(M.Benedetti).
No sólo es tarea de la poesía, sino también de la ciencia, de las artes, de la política y de toda la sociedad llevarlo a cabo.
Poesía necesaria. Siempre.

Rubén dijo...

Ustedes si que saben inculcar a quienes le redean el amor a la poesía.

BIBLIOTECA dijo...

Gracias, Charo, por tu comentario, y gracias también a ti, Rubén. Al menos eso es lo que intentamos día a día, inculcar el amor a la poesía, aunque a veces sea difícil conseguirlo. Es complicado, pero tenemos esperanza.
Un saludo.

Eliot dijo...

Leyendo esto le entran ganas a uno de empezar a leer poesías como un loco. Es que la maestra Alba sabe de lo que habla y tiene mucha razón en lo que dice.