jueves, 15 de octubre de 2009

TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE AHORA

Aunque no lo parezca la Biblia además de ser ese libro que en las estanterías suele aguantar otras obras como El Quijote o Crimen y Castigo (por mencionar algunas) es una obra literaria que se ha ido conformando a lo largo de siglos. Encierra venganza, amor, odio, envidia… pero curiosamente es una obra que se acerca más al drama que a la narrativa. La Biblia no se escribió para ser leída sino para ser escuchada. Para que el oyente al entrar en el mundo de las historias que se cuentan sea capaz de tomar una decisión. Y eso sí es bueno. Por eso pienso que la literatura entre otras muchas funciones nos invita a tomar decisiones. A crecer con lo que se nos cuenta. Hay pueblos que han crecido así a lo largo del tiempo, escuchando historias. Aunque nunca hay que confundir las historias con lo histórico. Y de esto Borges sabía un rato. Por un lado para él la memoria era la única manera de acceder a lo histórico. Por otro, los sueños amplían en cada momento la función de la memoria. Por lo que vigilia y sueño terminan confundiéndose en una parte de lo real y construyendo más historias que historia. Y es entonces en ese instante cuando aparece el caos ordenado que sólo puede ocurrir en el misterio de una obra: aparece la conjetura, lo detectivesco, los desdoblamientos, los espejos y sus reflejos, el laberinto, la biblioteca… Es cuando el pasado y el futuro se imaginan y se imaginan porque todo ocurre ahora. Dando igual cuando pasara o cuando se escribiera.

Como la historia de Rut y Noemí. Una de esas que encierra el libro con el que abríamos el texto. Escrito para ser escuchada y no para ser leída. Escrito para que cada oyente se posicione y saque sus propias conclusiones. Para unos, la historia de dos mujeres, de una amistad leal. Una de las mayores declaraciones de amor. Para otros, uno de los primeros relatos sobre la homosexualidad. Porque qué piensan cuando en el capítulo uno, versículo dieciséis se escucha:

“No insistas más en que me separe de ti. Donde tú vayas, yo iré; donde tú vivas, yo viviré; tu pueblo es mi pueblo, y tu Dios es mi Dios; donde tú mueras, yo moriré y allí me enterrarán. Juro hoy solemnemente ante Dios que sólo la muerte nos ha de separar.”

¿No se parecen esas palabras a una fórmula, modelo y base, que se utiliza por ahí para contraer matrimonio? Yo no voy a dar la respuesta. Es literatura. Así que ya saben. Cada uno tiene que optar ante ciertas historias. Ya sean reales o soñadas, históricas o ficticias. Ya estén olvidadas en cualquier rincón de una casa o en el fondo de una caja. Porque, y aquí el debate, lo que existe, existe porque se escribe.

No hay comentarios: